miércoles, 29 de febrero de 2012

crisis política


Como yo lo veo, y lo he puesto más arriba, se viene un quilombo total. Me gustaría equivocarme al respecto, pero bue, por más que repaso no me dan las cuentas más que así de horribles.

Eso, semejante crisis, va a significar una crisis económica, militar, social y cultural, o sea, también una crisis política.

Para empezar porque va a significar una parálisis. Una debacle generalizada, una detención del sistema.

Yo lo comparo con el febrero ruso, pero es más que eso todavía. Primero, porque es un febrero mundial. Segundo, porque las políticas implicadas se van a caer más rápido que en febrero, donde primero cayó el zar y luego todo lo demás.

Cuando todo se paralice, qué política de ajuste se podría aplicar?

Pero bueno, sin exagerar, entonces, volvamos al ejemplo ruso.

La crisis política será una crisis de representación, primero, porque como en febrero, se caen las estructuras sociales que lo sostienen. Una vez dados pasos hacia adelante para superar las crisis del sistema, (medidas que, como en el f, ya no permitían traer al zar de vuelta, p ej, después de haber eliminado la pena de muerte en el ejército) la mayoría trucha gobernante, llámese ppsoe o  repucrático, se quedará sin política y sin base.

De hecho, si sacamos la mirada del centro bipartidista que funciona de eje político de la democracia capitalista, y miramos los márgenes, es evidente que las fuerzas que fungen de izquierda en esas democracias también quedarían sin política. Aún en el caso de levantar consignas mínimamente realizables, carecen del ejercicio de consenso interno suficiente como para llegar a imponerlas a las masas. Les va a pasar lo mismo que en febrero ruso, cuando hasta el partido bolchevique se quedó sin política.

Así que será probablemente luchando contra esas corrientes (sin olvidar a la derecha que más temprano que tarde será derecha armada) que deberá forjarse la nueva dirección política revolucionaria.

Pegada a las bases, orientada a solucionar problemas logísticos (como en el febrero ruso) y aparentemente lejos de los problemas teóricos del estado y la revolución, pero con una libertad de discusión, una capacidad de organización y una masividad de participación inéditas, veremos las consignas de quién siguen.

Y no es cuestión de pelearse desde ahora por eso. A ver quién es el funes memorioso que recuerda el nombre del diputado parisino de la Comunne que propuso aquello de la remoción automática de los diputados. Quién fue el primer argentino que dijo "que se vayan todos".

La capacidad inventiva de las masas en lucha irá siempre por delante de cualquier teoría política. Aún así, antes de plantearnos el papel del partido en la situación revolucionaria, y discutir a Lenín, primero intentemos ponernos de acuerdo en cómo debería ser ese partido, y cuáles sus políticas, entendiendo que desde el febrero ruso hasta ahora algunas cosas ya no son las mismas ni funcionan de la misma manera.

martes, 28 de febrero de 2012

La Urss estado obrero?


                               La URSS estado obrero?  

 

                       Clases sociales y proceso productivo

 

Jaja, volviendo a Marx. Desde entonces hasta ahora hemos discutido de clases sociales. La discusión acerca de la URSS (que comienza embarrando el mismo T) ha sido justificarlo como estado obrero porque no existían clases sociales.

La discusión acerca del “comunismo primitivo” de los incas también olvidaba el carácter esclavista de la sociedad, amparado en un supuesto reparto de las riquezas.

Lo que define una época, un sistema económico, es la manera en que se realiza el proceso productivo.

La manera en que se reparte define las clases sociales, pero éstas no son siempre iguales, porque las sociedades tampoco lo son.

Pero cada clase o capa proletaria dirigente, funge como si fuera … capitalista, (en el caso de la planificada, o directamente patrón y empleado en el capitalismo “puro”).

Si en vez de fijarnos en el puntillo de la herencia, nos fijamos en algo un poquito más lejano, como las relaciones entre el obrero, capataz, patrón, en el capitalismo puro, -u obrero, espía de la KGB y comisario del pueblo, en el “impuro”-, las relaciones son similares, porque ocupan lugares equivalentes en el proceso productivo.

No quiero dejar el tema sin referirme a China contemporánea.

Hay hoy en China una “capa proletaria dirigente”, por llamarle de algún modo? Hay una clase poseedora? Una progresivamente desplazará a la otra, en todo caso, pero los lugares que ocupan sobre los trabajadores son similares.

Dicho en criollo, para qué pelearnos por los nombres que les ponemos si son la misma mierda?

Marx


                                  Marx

Uno de los errores de la visión marxiana es que administra ideológicamente las sociedades desde su producción, y, al hacerlo, conspira en una deformación del concepto con respecto a la realidad.

Similar en todo caso a lo que hacemos en el teatro. Así como en el segundo acto resultaría incongruente la aparición de un personaje que hablara y actuara como si aún discurriera el primero, así los marxistas tendemos a olvidar que la producción puede definirse e interpretarse por la forma de producir imperante, la que produce los mayores renglones, pero nunca será la única.

Así, la consigna socialismo o barbarie, tan manida, carece de lógica interna, y por lo tanto de verdad. El resultado final será más bien socialismo y barbarie. Como coexisten hoy en el capitalismo la producción automatizada y el esclavismo.

Esa barrera ideológica hacia atrás es también una barrera hacia adelante. Mientras el capitalismo exista como medio de producción dominante no se puede pensar en un socialismo.

No es sorprendente entonces que los intentos de construir comunidades hacia el socialismo hayan sido premarxistas. O para-marxistas.

La visión marxista ha enfatizado con respecto al papel del estado y su papel en la creación de una sociedad socialista históricamente dos pilares.

Uno, la concepción monolítica del estado capitalista, como una máquina bien aceitada que se opone a cualquier intento de disputa de su supremacía como árbitro final de cualquier disputa productiva, y el otro, la imposibilidad de construir una sociedad alternativa capaz de sobrevivir ante los intentos del estado capitalista de destruirla.

Mirado en términos de fuerza relativa, la elección del proletariado industrial como ejército de lucha, de sujeto de la revolución, fue acertada en el corto plazo, pues permitió enfrentar al estado capitalista, arrancarle por su intermedio conquistas quizás impensables sin esa organización proletaria, y de alguna manera utilizar a ése estado enemigo como garante de esas conquistas.

Incluso, aunque sólo en los países periféricos de economías atrasadas, y en combinación con la lucha campesina precapitalista, le permitió apoderarse del estado. De su parte política, pues en lo económico siguió siendo capitalista.

 

Pero los desafíos actuales ya no son los mismos, ni se presentan de la misma manera.

Para empezar, el proletariado industrial, de ser la columna vertebral y la cabeza de la lucha anticapitalista mundial, hoy es la retaguardia.

Una retaguardia aún nimbada de gloria por las luchas pasadas. El capitalista medio aún tiembla cuando los batallones de obreros industriales se ponen en marcha.

Pero ya no están en la calle.

Los trabajadores de sectores no productivos, de economía terciaria, son los que lo reemplazaron.

Sus métodos de lucha son distintos, y su capacidad de “hacer daño” es mediada. Cuando el proletariado industrial se paralizaba, y paraba la producción, miles de toneladas de acero y de carbón en todo el planeta cambiaban súbitamente de destino.

Comparado con ese poder, la capacidad obstructiva del trabajador de economía terciaria es casi nulo. Su lucha es más bien declamatoria que efectiva.

Como en el capitalismo y su neurosis por el ahorro cualquier gasto superfluo se termina, el estado ha adaptado su capacidad de represión a ésta nueva situación. La fuerza represiva del estado se ve desbordada por cualquier protesta que exceda el marco de éstos trabajadores. En el 2001 en Argentina, en 2011 en Medio Oriente, y en varios países más.

Inusualmente entonces, se da la paradoja de que cualquier organización revolucionaria se pudiera plantear la toma del poder.

Paradoja porque cualquier intento de hacerlo, (de tomar la casa rosada, por ejemplo), no permitiría a dicha organización hacerse con el poder del estado, que, como anotan los que leyeron Gramsci y dicen que lo entendieron, está basado en el consenso social.[1]

Obviamente, la crisis terminal del estado, un 2001 en argentina, deja esta paradoja momentáneamente en el aire, pues en una crisis así, se ha perdido todo consenso.

Pero, volviendo a las condiciones normales, ese consenso social previo debe buscarse en la lucha de clases.

Los avatares con que ésta se adorna nos permiten encontrar resquicios de enfrentamiento al sistema, no tanto físicos cuanto ideológicos.

Ahí no podemos enfrentar al sistema con los puños, pero sí con la cabeza.

Sí, ya sé, los zurdos estamos hartos de oír aquello de tiene razón pero marche preso.

Pero no olvidemos que el estado capitalista está pereciendo. Cual un gigantesco dinosaurio, ya no puede cumplir su rol.

Por ello, la capacidad de los trabajadores de la economía terciaria de aglutinar en su apoyo el consenso social puede volverse crucial en las luchas de clases que se avecinan.

Por otro lado, ésta disminución del estado permitiría, si nos lo planteáramos, el surgimiento de comunidades autonómicas que giraran al socialismo, no ya en lo económico solamente, sino en lo relacional, tanto hacia adentro como hacia afuera. [2]

Y es que la posibilidad fáctica de abrir comunidades socialistoides no se agota en sí misma. También se debe disputar un espacio libertario en toda la sociedad, transversalmente.

Quizás se deba a un desfase entre el lado objetivo y el subjetivo de la revolución, pero ahora se abren otras posibilidades que uno suponía que se abrirían recién después de tomar el poder.

Que al mismo tiempo son necesidades, por aquello de Gramsci.



[1] “La lucha de clases, dice Gramsci, ahora debe incluir una dimensión cultural; debe plantearse la cuestión del consentimiento de las clases subalternas a la revolución. “ Razmiz Keucheyan. Un Pensamiento Convertido en Mundo. Le Monde Diplomatique. Ed. 157. Julio 2012.
[2] Lo que dicen que quieren hacer y no hacen fidel y la unasur. Lo que resulta verboten en Cataluña.

lunes, 27 de febrero de 2012

el papel del estado como testigo revolucionario


              el papel del estado como testigo revolucionario

 

el estado es el órgano de dominación de una clase por otra, el detentador del poder de represión y de cárcel con los descontentos del sistema, y el administrador oficial de los impuestos y la deuda.

Y también es el fusible que salta a la mierda cuando el sistema se quiebra.

domingo, 26 de febrero de 2012

ganará el comunismo?


                                                        Ganará el comunismo?

La posibilidad no mencionada por nadie de un paso atrás táctico de los seguidores de Marx, llámese URSS y China, y hasta englóbese a Cuba y Nicaragua, dejando al capitalismo "cocerse en su propia salsa" para derribarlo desde el mismo crudo capitalismo, surge en la mente del primer hombre socialista.

Hipótesis pensable desde antes del socialismo. En realidad, si la miramos desde el futuro socialismo, es falsa. Si se pone de moda ahorcar capitalistas, tanto dará que sean yanquis o chinos, ingleses o hindúes, rusos o finlandeses...

sábado, 25 de febrero de 2012

La Comuna


                                                    La derrota de Junio del 48  

 

"El caso era que las pretensiones del proletariado de París, en la medida en que excedían del marco de la república burguesa, no podían cobrar más existencia que la nebulosa del Luxemburgo.

Los obreros habían hecho la revolución de Febrero conjuntamente con la burguesía; al lado de la burguesía querían también sacar a flote sus intereses, del mismo modo que habían instalado en el Gobierno provisional a un obrero al lado de la mayoría burguesa. ¡Organización del trabajo! Pero el trabajo asalariado es ya la organización existente, la organización burguesa del trabajo. Sin él no hay capital, ni hay burguesía, ni hay sociedad burguesa. ¡Un ministerio propio del trabajo! ¿Es que los ministerios de Hacienda, de Comercio, de Obras Públicas, no son los ministerios burgueses del trabajo? Junto a ellos, un ministerio proletario del trabajo tenía que ser necesariamente el ministerio de la impotencia, el ministerio de los piadosos deseos, una Comisión del Luxemburgo. Del mismo modo que los obreros creían emanciparse al lado de la burguesía, creían también poder llevar a cabo una revolución proletaria dentro de las fronteras nacionales de Francia, al lado de las demás naciones en régimen burgués. Pero las relaciones francesas de producción están condicionadas por el comercio exterior de Francia, por su posición en el mercado mundial y por las leyes de éste; ¿cómo iba Francia a romper estas leyes sin una guerra revolucionaria europea que repercutiese sobre el déspota del mercado mundial, sobre Inglaterra?

Una clase en que se concentran los intereses revolucionarios de la sociedad encuentra inmediatamente en su propia situación, tan pronto como se levanta, el contenido y el material para su actuación revolucionaria: abatir enemigos, tomar las medidas que dictan las necesidades de la lucha. Las consecuencias de sus propios hechos la empujan hacia adelante. No abre ninguna investigación teórica sobre su propia misión. La clase obrera francesa no había llegado aún a esto; era todavía incapaz de llevar a cabo su propia revolución.

El desarrollo del proletariado industrial está condicionado, en general, por el desarrollo de la burguesía industrial. Bajo la dominación de ésta, adquiere aquél una existencia en escala nacional que puede elevar su revolución a revolución nacional; crea los medios modernos de producción, que han de convertirse en otros tantos medios para su emancipación revolucionaria. La dominación de aquélla es la que arranca las raíces materiales de la sociedad feudal y allana el terreno, sin el cual no es posible una revolución proletaria. La industria francesa está más desarrollada y la burguesía francesa es más revolucionaria que la del resto del continente. Pero la revolución de Febrero, ¿no iba directamente encaminada contra la aristocracia financiera? Este hecho demostraba que la burguesía industrial no dominaba en Francia. La burguesía industrial sólo puede dominar allí donde la industria moderna ha modelado a su medida todas las relaciones de propiedad, y la industria sólo puede adquirir este poder allí donde ha conquistado el mercado mundial, pues no bastan para su desarrollo las fronteras nacionales. Pero la industria de Francia, en gran parte, sólo se asegura su mismo mercado nacional mediante un sistema arancelario prohibitivo más o menos modificado. Por tanto, si el proletariado francés, en un momento de revolución, posee en París una fuerza y una influencia efectivas, que le espolean a realizar un asalto superior a sus medios, en el resto de Francia se halla agrupado en centros industriales aislados y dispersos, perdiéndose casi en la superioridad numérica de los campesinos y pequeños burgueses. La lucha contra el capital en la forma moderna de su desarrollo, en su punto de apogeo —la lucha del obrero asalariado industrial contra el burgués industrial— es, en Francia, un hecho parcial, que después de las jornadas de Febrero no podía constituir el contenido nacional de la revolución, con tanta mayor razón, cuanto que la lucha contra los modos de explotación secundarios del capital —la lucha del campesino contra la usura y las hipotecas, del pequeño burgués contra el gran comerciante, el fabricante y el banquero, en una palabra, contra la bancarrota— quedaba aún disimulada en el alzamiento general contra la aristocracia financiera. Nada más lógico, pues, que el proletariado de París intentase sacar adelante sus intereses al lado de los de la burguesía, en vez de presentarlos como el interés revolucionario de la propia sociedad, que arriase la bandera roja ante la bandera tricolor [34]. Los obreros franceses no podían dar un paso adelante, no podían tocar ni un pelo del orden burgués, mientras la marcha de la revolución no sublevase contra este orden, contra la dominación del capital, a la masa de la nación —campesinos y pequeños burgueses— que se interponía entre el proletariado y la burguesía; mientras no la obligase a unirse a los proletarios como a su vanguardia. Sólo al precio de la tremenda derrota de Junio [35] podían los obreros comprar esta victoria."

 

Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850. Karl Marx

El cambio tecnológico


                                    La carrera de la máquina

 

Como en Terminator ( hay que decir que la mayoría de este libro fue inspirado por Schwarzenegger) el ser humano corre desesperadamente hacia ninguna parte, mientras por detrás lo sigue implacable su propia creación, la máquina.

Ya lo ha expulsado de su trabajo, ahora corre detrás de él obligándolo a ser cada vez más imaginativo, menos rutinario, más creativo.

Siempre hubo una competencia entre los trabajadores, que pasaba por mejorar la producción en base a quién trabajaba mejor, quién remaba mejor en el bote vikingo, quién levantaba más algodón entra los negros esclavos del sur yanqui. La introducción de la maquinaria por el capitalismo rompió esa relación entre trabajadores. Porque la máquina no buscaba compañeros de trabajo, necesitaba sirvientes.

Hasta hoy, que ahora ya no se puede ayudar al robot.

La máquina, como la llama Marx, para distinguirla de la herramienta, hizo su aparición como fuerza bruta, reemplazando a los sirvientes del hombre, los caballos, mulas, etc, que se empleaban como fuerza motriz.

Esa fuerza, superior a todo lo que el hombre había podido reunir en toda su historia, le permitió inaugurar campos de explotación y de trabajo inaccesibles hasta el momento, ( para empezar, bajar un piso más en las minas).

Reemplazando con ventajas a esos viejos auxiliares del hombre, el trabajo humano se potenció.

Pero el mismo trabajo humano cayó con el siguiente escalón que trepó la máquina. De ser fuerza bruta pasó a ser velocidad. Y multiplicidad. Movía al mismo tiempo tantos husos y reemplazaba a tantos obreros.

Entonces, a medida que se integraban máquinas al proceso de producción, se formó la cinta de producción fordista.

A medida que la complejidad de la producción se acrecentó, y se rutinizó. la máquina fue incrementando las condiciones en que podía imitar y multiplicar trabajo humano.

 

Probablemente se podría hablar de simbiosis al recordar esos viejos agricultores del sur volviendo a hacer andar su también viejo Ford T.

Pero es evidente que la máquina ha evolucionado a una creciente simbiosis con el ser humano. Falta que maúlle como los gatitos cuando quieren mimos.

( no estoy seguro de que no esté inventado el programa).

La máquina realiza todo lo rutinario, uno le da los objetivos y le ayuda en las decisiones.

Así como su aparición sirvió para despojar el territorio rural y expulsar al futuro proletariado hacia las ciudades, en los inicios del capitalismo, así ahora expulsa al proletariado de las fábricas y los obliga a ponerse un quiosco.

 

 

 

 

 

En los inicios del capitalismo la tendencia era a reemplazar el trabajo de los obreros en cuanto a que la máquina podía producir muchos más materiales en menor tiempo, a reemplazar la fuerza bruta del obrero, digamos, empezando por reemplazar la del caballo. Luego la del hilandero, después el robot desplaza funciones más complicadas.

Pero claro, como anota Negri, esta tendencia responde a un reclamo obrero en contra de las tareas rutinarias.

Cuanto más gente es desplazada de la cadena de producción, más gente se vuelca en la medida de sus posibilidades a la cadena de distribución.

Como decimos en la parte dedicada a la revisión de la teoría marxista, Marx describió el proceso en sus orígenes, pero pensamos que hemos llegado ya a otra etapa.

Y esta otra etapa abre perspectivas amplísimas, para el desarrollo de la personalidad de cada uno, pero también para trabajar en conjunto con miras a conseguir hacer la revolución.

De todas maneras, también deja a mucha gente afuera, los excluidos del sistema, que no tienen manera de insertarse por sí mismos en la cadena de producción actual.

 

En principio, la esencia del cambio está dado por el desarrollo de la tecnología hasta llegar a un punto insospechado, en el que la manera de producir ha cambiado revolucionariamente, y esto provoca un cambio en la superestructura, como decía Marx.

La revolución en la manera de producir tiene que ver con la robotización de la producción fabril, (como vimos al analizar la producción de valor, y el valor del trabajo), continúa una tendencia que se esboza desde el principio de la aparición del capitalismo. Decimos que hemos llegado a una nueva etapa porque la tendencia del capital a expulsar mano de obra, ha llegado al límite, más allá del cual difícilmente pueda continuar.

Al mismo tiempo, esa gente expulsada de la producción fabril, se vuelca a la producción terciaria, de servicios y distribución.

Pero la existencia de la computadora personal, y su uso extendido a millones de personas, también influye en ese cambio tecnológico. Cada vez más gente utiliza la computadora para ayudarse en sus tareas, no importa cuáles sean éstas.

Es así que un creciente número de personas, conectadas o no a internet, realizan tareas en su casa o en su lugar de trabajo, directamente con su pc.

Este nuevo tipo de trabajador, cuyas características hemos tratado de reunir en éste libro, tanto en la parte de cultura como en el análisis de las nuevas formas de producción, ya sea dueño de su pc o sólo sepa manejarla para realizar su trabajo, posee un capital propio, ya no vende solamente su fuerza de trabajo, sino su capacidad de trabajo sobre su herramienta.

Como capa social, viene a asentarse sobre un sector terciario ya existente, que mantiene sus tradiciones, pero se adapta a las nuevas pautas que marca el sector que ingresa.

Parte de ese sector son los remiseros, los chicos que tienen moto y hacen delivery, los pequeños comerciantes, mucho del común de la gente, incluyendo colectiveros, camioneros, y también empleados públicos, docentes, bancarios, etc.

Parte importante de ése sector no está aún sindicalizado.

Una de las consecuencias que tiene el cambio tecnológico es que libera mucho tiempo al trabajador. Si consideramos que dentro del sueldo promedio del clásico trabajador fabril estaba incluida la remuneración a su esposa que era la que cocinaba, lavaba, atendía los hijos y les transmitía los valores sociales porque veía las novelas, con ese sueldo promedio fabril el mismo trabajador hoy tiene freezer, lavarropas automático, etc, que con un mínimo tiempo de dedicación le permiten vivir solo, o que su mujer también trabaje.[1]

Este desprolijo artículo se supone que intenta mostrar otra faceta en la que se puede percibir que el cambio de la forma de producción cambia la sociedad. Y el papel que ha ocupado el cambio tecnológico en ambos procesos.

 



[1] Si no entendí mal, a eso le llama Tony la colonización de la vida. Lo que significa en términos culturales está en la parte de cultura, en el sentido de destrucción de la institución familia capitalista, la figura del padre, etc.

y la izquierda?


Bueno, hay que anotar que la opción de recambio en momentos de crisis, que pudiera significar la izquierda en general, y la dispersión trotkysta dentro de ese marco, es una rueda pinchada.

Aunque ese es el marco general en que se manifiesta la izquierda en todo el mundo, yo voy a preferir referirme más en concreto a la situación en argentina, para tratar de no ser tan abstracto en los planteos, y además porque la conozco más de cerca.

Obviamente no seré el primero en quejarse de la izquierda desde la izquierda, así que nos podemos ahorrar lo remanido, pero sí es criminal la actitud de discusión cerrada entre facciones que no deja espacio para la captación de la realidad y la incidencia en ella.

Episodios como la gente protestando en la Plaza de Mayo se han repetido en la Plaza Tahir y en Sol, aunque en Sol todavía no voltean al gobierno.

Esa imposibilidad de pensar en el socialismo que aqueja a algunos marxistas (como decía en otro lado) hizo que en la crisis terminal del 19 y 20 de diciembre de 2001 la izquierda se juntara un rato en el obelisco, y luego se dispersara. Si hubieran ido a Plaza de Mayo podían haber tomado Casa Rosada.

Pero no es tan importante lo que hizo la izquierda en esa crisis. Como el partido bolchevique en febrero, estaban tan desorientados como todos los demás.

Lo terrible es no ver que el 2001 significa un febrero interminable, en el cual se vuelven a disputar los terrenos políticos. Lo crucial es disputar las bases, como está haciendo el Pollo Sobrero.

Pero no solamente ahi. Debemos empezar a pensar en gobernar. Y no en gobernar nosotros. Ampliar la capacidad de cada colectivo de obrar efectivamente. Convertir a la sociedad en soviética.

Eso implica militar en los centros vecinales, en los centros de estudiantes, en los gremios, no solamente siguiendo las consignas generales, sino insistiendo en el autogobierno de cada una de esas entidades.

Para eso, necesitamos favorecer la generación de una camada de luchadores y dirigentes similar a la que se creó entre febrero y octubre alrededor del bolchevismo.

Aunque la izquierda es inmadura para esta tarea, las condiciones están más que maduras.

Ese febrero de tiempo suspendido que transcurre entre el 2001 y hoy, será empujado hacia el octubre solamente cuando esa camada esté en el poder.

Para conseguir eso, lo único que hay que hacer es estar en esas instituciones, y estar como una opción de poder revolucionario. El resto se hará solo, porque la camada en cuestión ya está, sólo que no encuentran a quién seguir.

Aunque fueron condicionados a lo Pávlov para seguir a quien les sugiere la televisión, es la revolución la que romperá ese condicionamiento. Por primera vez en décadas, el ejemplo concreto del compañero de al lado peleando por todos será más definitorio políticamente que la imagen etérea que fabrican para el político de turno. Aunque se diga trotkysta...

El advenimiento del socialismo


                             El advenimiento del socialismo

 

Antes de que se pueda establecer el socialismo, ese nuevo gobierno mundial, es necesario un paso previo.

Antes de que podamos empezar a pensar en como vamos a salir de esta crisis, debemos tener en claro hoy que esta crisis es terrible, progresiva e inacabada.

Porqué? Porque la única solución es empezar por establecer el valor de las cosas. Le hacen un plan a Grecia, fracasa. Le dan el doble. Vuelve a fracasar. Ahora le dan el doble y le rebajan la mitad, vale decir, se declara oficialmente a Grecia en quiebra, pero de mentiritas. Jaja, qué comparte Grecia con el resto de Europa? Su deuda.  Como hicieron los militares con nosotros.

El precio inicial lo pagará el mismo país. Sus trabajadores serán llevados al estatus de país del Tercer Mundo.  Su hora de trabajo valdrá lo mismo que en la periferia. No pareciera que el nivel de quilombo vaya a bajar por un tiempo en Grecia.

Pero al recaer sobre toda la Comunidad el peso de la deuda griega, al quedar reducidos a la mitad o a su cuarta parte de su valor el montón de papeles que asegura que Grecia te debe tanto y te lo va a pagar, vale decir, una montaña de, ojo, no dinero, sino de valores, se ha esfumado ante los ojos del planeta. Y, como en el ´29 con las grandes corporaciones, ahora pasará por los países.

Los indignados van a seguir indignándose, y a medida que las direcciones sindicales se nieguen a encabezar la lucha más indignados van a tener.

Porque los próximos estados son España, Irlanda, Portugal, Italia. Si quiebra uno más, el mundo entrará en pánico, encima con esto del fin del mundo, jaja, pero si quiebran los cuatro la Comunidad misma se va al tacho.

La lucha en Chile, a pesar del alto nivel de popularidad del presidente gracias a su foto con el minero desenterrado, es una crisis alta, y si bien no creo que ganen porque no cuentan con apoyo, en cualquier momento se encuentran los indignados con los pibes y agarrate. La economía chilena basa su desarrollo en el comercio con el centro. Con EEUU, con UE y con Japón. La continuación de la crisis y la recesión la perjudicarán bastante, no vaya a ser que se encuentren en una misma esquina los pibes, los indignados y los desempleados. Yo que Piñeira voy dando cursos acelerados a los carabineros de conducción de tránsito en las manifestaciones.

Y el proceso en Medio Oriente va hacia un enfrentamiento violento, muuuuuy, que quizás sea el inicio de la Tercera Guerra Mundial. La caída de los regímenes dictatoriales y la primavera árabe, dan un marco excepcional y nuevo, un deambular tambaleante y desorientado hacia la libertad. Se opondrá a Irán? Habrá una primavera árabe en Irán? Creo que sí. Pero si la gente toma el poder en Irán, se unirán al resto?

Como resulte, lo que me interesa es el futuro del resto. Podrán las nacientes naciones de Medio Oriente dotarse de gobiernos democráticos y posmodernos? Estables?

Lo único que tienen de seguro es que son naciones solventes. Solventes en términos de dinero. Pero si la maquinaria capitalista colapsa, y el planeta se detiene, su petróleo valdrá lo mismo que en la época de Mahoma.

En lo primero que van a alcanzar consenso es en destruir Israel. Israel está perdido, y lo sabe. Lo sabe desde Gaza. El metrónomo capitalista está marchando y cuando todo se pare, un judío en Jerusalem será el primero en apretar el botón rojo. Nada menos que uno del pueblo elegido.

Bueno, ese metrónomo nos marca el tiempo que tenemos para salvar al planeta. Hay que pararlo antes. Aunque sea un segundo antes de eso, debemos poder formar un gobierno mundial que se ocupe de detenerlo.

 

EEUU marcha velozmente a su fin. La combinación de los indignados con las elecciones brindará un año, a contar desde hoy, donde el proceso yanqui entrará en bancarrota, las instituciones en crisis, y el próximo gobierno será el primero en la historia (norte) americana en caer por una insurrección popular. El patrón dólar desaparecerá y volvemos la historia atrás hasta Breton Woods.

Esto no le hará nada bien a la UE.

 

En resumen, entonces, volvamos a leer el manifiesto de la cuarta y lo que dice que pasaba entonces está pasando ahora. La inminente revolución mundial que anunciaba fue conjurada por la consolidación del imperialismo, conseguida mediante la traición del estalinismo, y la consiguiente aislación de cualquier otra lucha hasta comprarla, como compró al estalinismo. Compró los sindicatos, compró a Gadafi, compró los medios alternativos.

Es la caída del muro lo que precipita esta caída. No tanto económica, sino ideológicamente. El símbolo del mal que encarnó Stalin no pudo ser reemplazado por Khomeini. Stalin tenía detrás una nación enorme llena de gente que creía en el socialismo, vale decir, en la superación del capitalismo. Khomeini quiere el fin del capitalismo, como aquél. Pero es sólo una reacción de autodefensa, no un proyecto superador. Ahí quedó.

El guardaespaldas de EEUU cayó, y ahora éste tambalea. En esas condiciones no puede hacer de guardaespaldas de Israel.

 

 Antes que eso suceda, debemos intervenir en la lucha de clases mundial, con una alerta. Lo que está en crisis ahora, como en el ´29, son los precios. Los valores que representan cosas.

En su época, Marx refirió el valor de las mercancías como una variable dependiente del tiempo de trabajo encerrado en ellas, y al valor de la hora de trabajo como el suficiente como para mantener al obrero.

Las dos dimensiones han perdido su valor.

El tiempo de trabajo humano incorporado a la mercancía final comparado con el ritmo de producción de la época marxista se diluyó.

Y el valor social de la hora de trabajo también. El capitalismo utilizó a ésta para valorar la hora de trabajo de los sectores periféricos refiriendo los valores al sector central, el de su propia producción. El valor de la hora de trabajo del obrero metalmecánico era el indicador social utilizado como rasero para medir el valor de la hora de trabajo de toda la sociedad.

Esta crisis en realidad viene a poner en crisis ese concepto.

Nada más pedagógico que el ejemplo de Grecia. La unificación de la moneda nunca significó la unificación del valor de la hora de trabajo.

El obrero de Siemens, mimado del capitalismo, gana lo suficiente como para pagarse putas en grecia cuando va de vacaciones, el mozo que lo atiende y el hotel con jacuzzi.

Ese pedestal capitalista debe ser derribado.

 En realidad, se está cayendo solo, aunque faltará que las masas lo derriben. Hasta hoy ese proceso ha conseguido ser detenido (en parte) por la increíble domesticación ejercida sobre el proletariado europeo por sus cobardes direcciones sindicales y políticas, la traición ideológica de la izquierda que se define a sí misma como revolucionaria, y la inexistencia de alternativas no suicidas.

Si bien el pacto que mantiene ésta condición es un pacto bien atado, es difícil que consiga mantenerse indemne mucho tiempo. El esfuerzo solicitado, la pérdida del Estado Benefactor y la vuelta a las condiciones de trabajo anteriores a la fundación de la primera internacional. Como dice Marat[1], el estado benefactor murió.



[1] La barricada cierra la calle pero abre el camino. Recomiendo el blog, está bueno, el dueño es medio peleón pero tiene la lógica interna del método dialéctico incorporada hasta el tuétano. Si bien no me gustaría discutir con él, si tuviera que hacerlo, lo que me gustaría es saber que voy a enfrentar argumentos y no insultos.

Revolución rusa


                    Breve historia de la revolución rusa

 

La guerra del ´14 desbarató sobre el inmenso mapa ruso el castillo de naipes que significaba el zarismo, desparramando por las estepas la verdad de esa singular mezcla de miopía, ignorancia, inutilidad, superstición y hasta agotamiento de esa sangre azul que encarnaba Nicolás. Especialmente en época de guerra.

Huérfano de repente, el pueblo ruso ni siquiera llegó a enterarse, en medio de la derrota aplastante en todos los frentes y el hambre que se abalanzaba sobre las aldeas, de lo que se cocinaba en la capital.

Mayoritariamente campesino, el pueblo ruso había visto crecer en las ciudades una incipiente industrialización. En realidad gigantesca, pero instalada en Rusia, aún pequeña.

La aristocracia campesina, los señores aún feudales, preferían caer con el zarismo.

Así que la burguesía pequeña de Rusia, (ni siquiera poseedora de los medios de producción, porque era la simple administradora de capitales sobre todo ingleses, con la inmigración de técnicos alemanes, tal cual el modelo fundado por Pedro el Grande) se encontró de repente con el fierro caliente entre las manos.

Hicieron lo que pudieron, mayormente, pedir créditos a los ingleses, los yanquis, en fin, todo el mundo estaba en guerra mirá si era como para conseguir plata.

Los obreros también habían sido reclutados y allá en las trincheras, pudieron expresar el descontento que los soldados,  (mayoritariamente campesinos analfabetos, viviendo en condiciones feudales y por lo tanto acostumbrados a morir sin queja) no se hubieran atrevido a proferir.

De la vieja rama común del partido socialista ruso, se enfrentaban dos corrientes, la mayoría, los bolcheviques, y la minoría, los mencheviques.

Organizando desde las ciudades el traslado de los periódicos, que significaban noticias y consignas, la izquierda rusa estuvo en condiciones de disputar el aparato del poder cuando consiguió formar e influenciar un grupo de personas informadas en medio de la total debacle del sistema.

Actuando como un órgano de doble poder, sin producir bajas, (salvo estúpidas excepciones) y contra la opinión de todas las demás corrientes políticas, especialmente las de la izquierda tradicional, Lenín y su estado mayor bolchevique tomaron el poder en Rusia en nombre del movimiento obrero y campesino.

 

El ala un siesnoes menchevique liderada por Trotsky se unió a los bolcheviques.

Lo que se festejó esa noche en el Smolny no era tal. Para que el movimiento obrero ruso siguiera significando ese aporte de modernidad y progreso que había sido hasta ahora, en su reciente historia, necesitaba del impulso de capitales foráneos. Haber conseguido derrocar al rey transformaba a Lenín en el mejor de los ajedrecistas de todos los tiempos, pero no le concedía el poder del estado.

Porque el poder del estado zarista estaba en brindar las condiciones para que ese incipiente industrialismo se afianzara.

La seguridad de Lenin y Trotsky estaba puesta en la revolución europea. ¡Carajo!, la habian hecho en el culo del mundo, en medio del mayor desbarajuste y a contramano de la historia, forzando el paso de la revolución francesa y la proletaria en el menor tiempo posible, en fin, chicos, pónganse las pilas.

Solamente el marxismo triunfante en Europa podría haber financiado y protegido el pequeño embrión de capitalismo sobre el que se encaramaba la revolución rusa.

Pero la gran guerra se suspendió hasta más ver (el ´39) y Rusia se transformó en el pecado mortal del pasaje hacia el imperialismo.

Asfixiados entre la opción de hacer alguna revolución o no hacer ninguna, la revolución rusa terminó por pactar con el imperialismo comprometiéndose a traicionar cualquier intento de revolución anticapitalista, a cambio de los capitales que le permitieran realizar al menos la revolución capitalista en su territorio.

Lo volvió a disputar en la segunda guerra, la que había quedado pendiente por su causa. Pero a pesar de un relativo triunfo volvió a quedar a expensas de las condiciones del imperialismo. Lo que ha sido llamado los pactos de Yalta y Postdam. Y la guerra fria.

Hartos de permitirles actuar como intermediarios entre el capitalismo y ellos, las masas alemanas los derribaron. El proceso de reabsorción del capitalismo ha transcurrido sin mayores sobresaltos.

Breve historia de Marx


                    Breve historia de Marx

 

A Karl alguien le hizo creer desde muy chiquito que era muy inteligente. Seguramente su papá, pero no fue el único.

Como a Lenín, como a tantos en esa época, la universidad y la adolescencia lo cambiaron.

Estaba de moda Hegel en ese momento. En Alemania principalmente.

Y por lo tanto, la presentación del individuo como alguien que debía ser genio. Ser Alguien.

(Cuando la moda llegó a Rusia, Dostoievsky escribió Crimen y Castigo, el dolor de intentar ser Napoleón.)

Carlitos llegó a estar en la pomada. Se prometió y se casó con la mina de sus sueños, y como buen judío, la que hubieran querido sus padres.

El pibe prometía.

 

Feurbach lo sedujo desde el principio. Y Strauss.

Descular a Hegel era el desafío de la época. Daba en ese momento la sensación de que lo había explicado todo.

Carlitos se hizo hegeliano de izquierda. (algo que no le gustó para nada a sus padres, ni a sus suegros, etc)

Daría lo que me queda de vida por saber quién le acercó El Principe. Cómo lo leyó, cómo generó toda su teoría.

 

Lo cierto es que un buen día Marx se apareció con una manera de ver las cosas que lo alejó definitivamente de cualquier posibilidad de que lo acusaran de filisteísmo.

Quizás porque leía mucho, en una de esas porque también se acordaba de lo que leía, pero lo cierto es que rejuntó un montón de datos y de teorías y se apareció con algo nuevo. Fue el único de los hegelianos de izquierda que pudo articular una teoría alternativa al hegelianismo, no al pedo Feurbach y Strauss no te suenan.

 

Hegel había puesto las cosas de manera tal que parecía que tenían un sentido. Una dirección.

La dirección general era en el sentido de que cada individuo parecía tener un propósito individual que se acoplaba más o menos serenamente a un sentido general de la existencia.

El propósito general de la historia de la humanidad era generar un individuo. Lo que Nietzsche llama espíritu libre.

Porque obviamente era humano (demasiado humano, como diría Fede) y por lo tanto ajeno a cualquier trascendencia.

Marx solucionó todo ese complejo asunto (sobre el que Freud reincidiría) llamándolo Superestructura.

Como en la lección de anatomía, donde el dedo señala lo que queda del ser humano pasados su estatus social, su vestimenta, su opinión y también su estupidez, Carlitos curioso se toma el trabajo de disecar el organismo social y revelar ante la luz de la razón sus secretos. El dedo es el capital. (me refiero al libro).

Como él dice, puso a Hegel patas arriba. Lo que definía al individuo no era ningún espíritu. Era la realidad concreta.

No serían ángeles los que condujeran a la humanidad a dar su próximo paso, eran obreros.

Hasta yo lo acuso de positivista, pero fue un tipo adelantado a su tiempo. Vio con claridad y a lo lejos.

Mucha gente que lo siguió, aún así de haberlo entendido, no lo entendió del todo.

Por eso después nos encontramos, más adelante, con gente que ya no pretendía traernos la voz de los ángeles, sino la de los obreros. En nombre suyo, los obreros debían callarse y aprender lo que tenían que decir.

Obvio, la iglesia católica duró dos mil años, (en realidad 1700) y éstos duraron mucho menos…

 

Breve historia de Trotsky


                            Breve historia de Trotsky

 

Cuando la guerra del ´14 sacudió a la segunda internacional, la sucesiva alineación de los partidos socialistas en cada nación en favor del esfuerzo de guerra en el núcleo europeo de entonces, encontró a la sucursal rusa inusualmente malparada.

En cada estado europeo el partido socialista sufrió escisiones. Minoritarias. Excepto en Rusia.

La mayoría, los bolcheviques, liderados por Lenín, con una adhesión ciega al marxismo más ortodoxo, según la cual el proletariado debía liderar el cambio que fatalmente se produciría cuando el capitalismo agotara su ciclo productivo, encontraba en la guerra imperialista la confirmación de sus predicciones agoreras, pero no podía ignorar la condición de su propio proletariado, minoritario, reciente y totalmente dependiente de los mismos capitales imperialistas que se encontraban ahora en guerra.

Como en las colonizaciones, el proletariado ruso constaba de aislados islotes rodeados por el campesinado más ignorante de Europa, y habría que ver de Asia. Analfabeto, alcoholizado, viviendo en condiciones prefeudales o directamente tribales, por ahí no iba a entrar ningún periódico. [1]

Esos aislados islotes, sin embargo de escasos, quizás por nuevos, demostraban una amplia capacidad de lucha.

La razón exacta por la que Trotsky terminó liderando el alzamiento prerevolucionario del ´05 todavía está por dilucidarse. El no lo explica, aunque lo intenta.

 

Encontrándose en ese punto exacto, la absoluta necesidad de la revolución proletaria europea inevitable tras la guerra recién declarada, como la única manera de justificar y continuar la posible revolución rusa, volvieron a verse Lenín y Trotsky.

Los dos habían sido sorprendidos por la noticia de la caída del zarismo al leerla en el periódico que el capitalismo más eficiente dejaba en su umbral cada mañana.

Lenín hasta llegó a quejarse de los inventos que la prensa capitalista hacía circular para entorpecer el ánimo de los tranquilos suizos.

Siguiendo a Marx hasta en eso, Trotsky estaba en New York. Todavía intentando con su maltrecho prestigio de antes de la guerra recomponer el diálogo entre los mencheviques y la mayoría, Lenín.

La alquimia que se produjo entre los dos en el Smolny después produjo la revolución de octubre.

Un barrio de obreros exaltados que tomaron el poder un día que se pusieron de acuerdo. Los marineros tomaron un puente y los obreros llegaron al centro. [2]

En tren de organizar, Trotsky se hace cargo de formar un ejército que pueda enfrentar los siete ejércitos imperialistas que amenazan la revolución. [3]

Es que se habían juntado el cómo hacerlo, de T, con el para qué hacerlo, y, sobre todo, cuándo hacerlo, de L.

 

El mismo confesaría después que la pregunta más repetida de los sucesivos reporteros que lo asediaron hasta México, era cómo se las arregló para perder el poder.

Sobre todo orlado con el prestigio de enfrentar y vencer todos los conatos en la inmensa Rusia de ejércitos blancos. [4]

Es que sabía, creía, que la única manera de llevar Octubre hacia adelante era con la discusión política. Cuando después de la muerte de Lenín fue siendo apartado del aparato del poder, no contestó con un golpe de estado. Ni con ataques de histeria mediática o populista. Contestó con libros. Que aglutinaron rápidamente a seguidores en toda Rusia, a medida que los rigores del stalinismo se imponían a las masas.

La revolución rusa, que había fusilado al zar, no pudo fusilar a Trotsky. Tuvo que exiliarlo. Cuando por fin alquiló una casa, lo asesinó.

Hizo de él un Robespierre a la inversa. Si su vida no sirvió para hacer la revolución, al menos detrás de él en fila se ponen el che y lennon.

Pero en los sorpresivos avatares de la segunda guerra, más de un líder tuvo pesadillas en las que el vencedor político de todo ese quilombo resultaba ser Trotsky.

Y todavía… No al pedo lo metieron preso a Altamira en el `89. Y no es que adelantaran mucho con eso.

 



[1] Los escritos de Trotsky en esa época dialogando con Lenín probablemente interesarían a quien quisiera destinar a eso muuucho tiempo sobrante. De paso, podría leerse a Tolstoi y a Solokov y ya que está a Gorky y los Karamazov, con la excusa de intentar interpretar el alma del mujik.
[2] Algo que volvimos a ver el 17de Octubre del ´45 y que nos permite suponer que hubo un estratega ese dia. ( el seguimiento paso a paso de los acontecimientos rusos nos permiten suponer que en ese caso, el estratega no existió).
[3] Se acabó la Gran Guerra. Todos los países que pudieron destinaron armas, tropas, ejércitos, destructores, para qué seguir, a ayudar a cuanto ruso en pedo quisiera quejarse y hacer quilombo.
[4] Trotsky comandaba el ejército rojo, los que se oponían se llamaban a sí mismos blancos, no había africanos en Rusia en ese momento, T no asesinó a los blancos en Rusia en la guerra civil posterior a la Revolución..

El pecado del leninismo


                    El pecado del leninismo

 

Es haber concebido una revolución política, en la cual la clase históricamente destinada a ser la revolucionaria, tomaba el poder del estado para garantizar la transformación económica revolucionaria.

Al fracasar en el intento, ha podido producirse la transformación económica revolucionaria, que recién entonces puede parir a la clase revolucionaria, que hará la revolución política, transformando el papel del estado.

Siempre y cuando aparezca otro Lenín.

Socialismo siglo XXI


                          Chavez, evo y el socialismo

 

Desde que se plantean socialistas, nos surgen un par de preguntas. Nos ponemos contentos, como los del mas cuando fuimos a festejar el triunfo de felipe gonzález en españa?

Hacemos unidad de acción con ellos? Los enfrentamos convirtiéndonos en su peor enemigo? Sea cual sea la actitud que tengamos, a las tres de la mañana nos despertamos con pesadillas recurrentes en las que chavez, evo y lula tienen las caras de stalin, perón y fidel.

Cómo decía el trotkysmo con respecto a un posible invasión de la URSS? Había que defenderla, incluso al riesgo de enviar brigadas de combatientes tan inútiles como los de la guerra civil española.

Así que en el supuesto caso de un enfrentamiento armado entre cualquiera de estos payasos y el imperialismo, deberíamos estar en la misma trinchera.

Pero tan evidente línea de acción, la que pareciera como la más nítida y urgente, la que hay que definir antes que nada, sobre todo los que tenemos un pasado troskysta, en realidad es una ilusión.

 

Podríamos decir que las elecciones en una república, incluso las más bananeras, son el ámbito de negociación entre la “voluntad popular” o el deseo de las masas, y las opciones políticas que puede llevar adelante la clase gobernante.

En ese sentido, hay que tener en claro que los gobiernos de chávez o de evo, no han sido impuestos por las masas. Son la respuesta ofrecida por el sistema a las aspiraciones de éstas por el  socialismo. Quizás la última respuesta que pueden ofrecer. Pero resulta muy efectiva, especialmente con la izquierda,

El deseo de las masas no llega hasta plantearse masivamente el socialismo como meta consciente. Ni le gusta el nombre ni sabe lo que es. Quiere superar las limitaciones que encuentra en su vida, y como un loco con su chaleco de fuerza, se revuelve hasta que consigue romperlo.

En ese sentido, debemos recordar que la solución socialista de chavez y evo es nada más que otro chaleco de fuerza.

Resulta tan efectivo que confunde a las masas, y especialmente a la izquierda. Confunde porque ensuciando el nombre de socialismo nos presenta lo que hace como el verdadero camino hacia él, y cualquier otro camino alternativo parece mucho menos viable. Ultra izquierda.

Y mientras el sistema soporta como un mal menor el peso de estatizaciones, planes de ayuda y comedores populares, recupera fuerzas y se prepara para volver a imponer su política abiertamente. Esto es así porque estos gobiernos no son el producto de una derrota, sino solamente un paso atrás táctico, para hablar el lenguaje de los ´70. (Y ya que hablábamos de los ´70, la zanahoria y el garrote, de Moreno).

Por eso si empezamos por discutir si lo sostendríamos en caso de guerra, empezamos por comernos la cáscara de la banana. Nunca va a pasar que lo van a querer voltear. Enfrentan considerable oposición, pero de opereta. Trágica, en todo caso, si contamos los muertos de Pando. Pero, si sucede, como en el ´55 con Perón, o en el ´76, con su viuda, será por no poder controlar a las masas y ser impotentes para derrotarlas. [1]

Para poder entender a qué nos enfrentamos no tenemos que olvidar en ningún momento que se trata de un gobierno enemigo de las masas que se disfraza de socialista, que miente.

Como si fuera un gobierno menchevique. Lo que tenemos que hacer es enfrentar abiertamente el concepto de socialismo que pretenden imponer.

Socialismo es libertad, de pensar y de vivir.

Para poder enfrentar adecuadamente la mentira chavista, nieta de la stalinista, hermana de Kerensky (hablo del golpe de Kornilov), debemos luchar por el poder.

Para desenmascarar el chaleco de fuerza que pretenden hacer pasar por socialismo, debemos tironearlo ahí donde cruje. Disputar centímetro a centímetro por la libertad de vivir como se quiera.

Autogestión es la palabra. Está de moda por la ecología, pero la clave es la lucha por la autogestión política y económica.

Debemos disputar en contra del poder del estado en todos los terrenos en donde esta lucha se plantee.

Si es cierto que vivimos en el socialismo, o que vamos para allá, queremos elegir nuestra policía, nuestra justicia. Queremos que los impuestos que pagamos queden en la comuna para que ahí se decida su destino.

En vez de manifestaciones rituales de banderas rojas y disputas internas, juntemos firmas para exigir que chavez denuncie ante la haya a los genocidas judíos. [2]

Que en la próxima asamblea constituyente que se realice, no se discuta tanto la reelección del mandatario (peligrosa modificación que puede dejar atada la suerte de las luchas si luego triunfa la reacción) como la reforma impositiva. Y que en todo caso se discuta la remoción inmediata de cualquier mandatario o representante que haya dejado de cumplir con el mandato de las masas, que se dé forma jurídica al levantamiento del 19 y 20. 

 

No podemos dejarles la iniciativa propagandística. No esa.

 

Como Stalin, como Perón, como Fidel, chavez y evo se paran en el cajón de manzana que les ha quedado que se llama estado nacional, y desde allí nos llaman a luchar por el socialismo.

Hay que quitarles el estado, pero no tomando la casa rosada, sino todo lo demás.

 

Debemos dejar en claro qué es realmente socialismo y qué es solamente un disfraz. Estatizar el petróleo o la reforma agraria no son medidas socialistas. Socializar las ganancias del petróleo o la producción agraria sí lo son.

La diferencia es quién decide a dónde va la guita. Cuando son las masas, es socialismo, si no, no.

 

A primera vista no parece una consigna realizable. Pero no olvidemos que estamos viviendo en una época de cambio revolucionario, no solo en la región, sino en todo el planeta.

Las fanfarronadas de chavez en contra de bush no eran sino otra manera de desnudar la falta de control que la política de éste lo llevaba a tener sobre la lucha de las masas.

Los gobiernos de chavez y evo son la última respuesta de un sistema que no puede tener ya enchalecadas a las masas, y éstas están luchando constantemente contra ellos.

 

Pero ante cada lucha la izquierda se divide.

 

Es que la tarea planteada es doble. Por un lado, diferenciar nítidamente lo que es socialismo de lo que se disfraza con sus ropas.

Como en toda separación, hay dolores que no pueden evitarse. [3]

Socialismo es autoorganización de las masas, ausencia de represión estatal en la toma de decisiones.

 

Para poder combatir a chavez y evo hay que poder romper ideológicamente con el trotsky que inventó la conciliación obligatoria, y con el ortega que en nicaragua se atrevió a decir ante las masas que al que levantara el brazo para votar por la huelga le iban a cortar las manos.

Socialismo es autoorganización de las masas, desaparición de la figura represiva del estado especialmente en su función de rompehuelgas. 

 

Por el otro, (jaja, eso que Marx llamaba la praxis) intervenir en cada huelga. ( y no como esquiroles).

 

 

 

 



[1] Distingamos golpes. El ´55, ´76, ´73 en Chile. No confundir con un grupo de exaltados que intentan un golpe de mano como en el 2002 con Chávez o la oposición a Evo en Pando o la rebelión policial contra Correa.
[2] Jaja, este articulo mío es de aquella época, y resulta que el chavo lo hizo solo, sin que nadie se lo pidiera. (me refiero a aquél ataque israelí a gaza, que motivó aquél artículo ya publicado, Gaza).
[3] Dentro nuestro debemos aceptar que la lucha por el socialismo no tiene nada que ver con la lucha por los sentimientos. Y menos, el de la añoranza por los tiempos idos.