Crítica
a los montos.
Así
como Mao, (y Lenín, hasta cierto punto), se apoyan en la lucha campesina para
asaltar, con o sin el proletariado, la posesión del estado, Fidel llega al
poder en Cuba.
Mareados
y exaltados por las descripciones de las escopetas lanzagranadas, muchos
imitadores del Che, y él mismo, se lanzaron a crear guerrillas en los países
periféricos.
Extraños
socialistas que se olvidaron de lo social, el hecho de que sin lucha campesina
preexistente toda guerrilla está condenada al fracaso.
El
engendro teórico que supone la idea de una guerrilla urbana, pretendiendo reemplazar los órganos propios de
la lucha proletaria, es propio de alguien que se enteró de Marx y Lenín de
oídas.
Como
Moreno hace 40 años, discutiendo con los perros, seguimos diciendo lo mismo.
Con el pueblo, todo, sin el pueblo, nada.
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