el control a través de los medios
La pelea del Chávez y la Cris contra los medios, es algo sumamente inútil.
Vale decir, importante porque los medios en contra, hoy por
hoy, significan mucho en contra.
Pero lo significan en política más que nada porque
históricamente lo han sido, más que por la influencia real que todavía
conserven.
Es que el papel de los medios ha cambiado, está cambiando,
cambiará profundamente.
Base de los éxitos de la revolución rusa, un experimento, y
el brote fascista, otro experimento, fue adoptado por el imperialismo de
posguerra como una manera de dominación.
Vino a suplantar el creciente desvalimiento en que iba
dejando a la población la caída de la iglesia, como centro de la existencia.
Vino a suplantar una idea trascendente de mentira, que
pretendía ser real, o tomada como tal, por una que ni siquiera pretendía tal
cosa[1].
Convencidos, como los cerebros del concilio de Trento, que
no importa lo grande que sea la mentira mientras se la pinte bonito.
Puestos a hacer una tarea, los yanquis son increíbles. Para
la época en que Goebbels lo dijo, tenía razón. Lo único que hacían bien era
hojas de afeitar, y no mencionó el cine porque para él no era una industria.
Estudiaron cada reacción posible de un ser humano y la
aprovecharon al máximo, a un nivel que Pavlov jamás se atrevió a soñar.
Primero nos estudiaron como ratas y luego nos mintieron
usando para ello a los rostros más bonitos de la creación, ratas incluidas.
La televisión marcó un punto de no retorno.
De a poquitos, la tv inició un proceso de democratización.
Si en todos los diarios decía que a la marcha habían ido 400 personas, era al
pedo que le gritaras a todo el mundo que habían ido 4000. O, para el caso,
40.000.
Si lograbas probarlo, te decían que fue error de imprenta,
jaja.
A la imagen, ante la imagen de la marcha, los discursos del
periódico no podían oponer errores de imprenta.
La rebelión de las masas, antes negada, reprimida, ocultada,
saltó a los ojos de todos.
No es lo mismo leer un periódico que ver como arde el centro
comercial de Bangkok, la rebelión pudo verse a sí misma.
Pero si bien sirvió para canalizar una expresión de las
masas, ésta siempre fue acotada, limitada, y encauzada.
Usando los métodos de control ya estudiados por el cine, la
gente dejó de luchar y se quedó sentada en su casa viendo tv.
La aparición de Internet los eclipsa con la misma
inexorabilidad con que la tv en su momento desplazó al cine.
Tenía que ser un marxista quien lo dijera, pero la
revolución a través de Internet pone en cuestión la propiedad de los medios de
comunicación.
No de los medios en sí, los concretos, pero disputa y
expropia para su uso el papel que les estaba reservado, de decidir qué contar y
a quién.
Es que la tv, emblema si los hay de la democracia, like la
estatua de la libertad, en realidad ofrece una libertad retaceada, en la medida
en que ofrece un discurso homogéneo.
La gente puede expresarse a través de la tv, pero no puede
ir más allá, no puede alterar el discurso, comunicación de una sola vía, le
dicen. Distintos discursos, en todo caso, entre los que la gente puede elegir,
o distintos candidatos, si vienen las elecciones. Pero el discurso de la gente
es negado. No te enseñan a cocinar arroz, te enseñan a cocinar salmón.
En la red, la gente puede comunicarse, y organizarse para
alterarlo.
Ese espacio la tv siempre lo retuvo para sí, para ponerlo al
servicio del estado, como antes lo hacía la iglesia, durante la monarquía.
El frenesí de la coronación de Carlos V en Roma que organizó
la iglesia es exactamente igual a la apoteosis del ´78 con el mundial que
organizaron los medios.
En la red, la gente puede organizarse, y organizarse para
salir en tv.
En la medida en que use ese poder, estarán ayudando a
expropiarle al poder los medios de producción, de cambio y de convencimiento.
Por eso la tv se vuelve cada vez más autista.
Cada vez más dialoga sólo consigo misma.
La gente está abandonándola.
Al hacerlo, también pierden ese control, que ejercía en sus
mentes, en sus acciones.
Desde que se fundó el estado, aliando la iglesia y el
emperador, hasta hoy, es la primera vez que el estado pierde ese apoyo.
y sin ese apoyo caerá
Desde el momento en que la comunicación de una sola vía de
los medios se vuelva propiedad de la sociedad, (como decía Marx, apropiarse de
los resortes del estado para volverlos en contra de la clase dominante, jeje),
se podrá fechar con toda seguridad el principio del fin del estado capitalista.
[1] Si en tiempos de Marx la religión era el opio
de los pueblos, frase que no puede atribuírsele, de todas maneras, hoy ese
lugar lo ocupan los medios.
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