lunes, 16 de abril de 2012

La libertad de Mafalda




                            La libertad de Mafalda



Dos palabras para evitar posibles equívocos. No pinto de color de rosa, por cierto, las figuras del capitalista y el terrateniente. Pero aquí sólo se trata de personas en la medida en que son la personificación de categorías económicas, portadores de determinadas relaciones e intereses de clase. Mi punto de vista, con arreglo al cual concibo como proceso de historia natural el desarrollo de la formación económico-social, menos que ningún otro podría responsabilizar al individuo por relaciones de las cuales él sigue siendo socialmente una criatura por más que subjetivamente pueda elevarse sobre las mismas."



                                                                              Prefacio al capital. Carlos Marx





Los moldes definitivos son los de la represión y la libertad que tenés. Vos podés ser muy loco, y en eso al menos doy fe acerca de la mayor parte de mis amigos, pero el límite no es difuso. Está ahí para censurarte, para alabarte, reprimirte o permitirte expresarte.

Te obliga a encarnar en un molde determinado. Según el molde que elijas, (y ahí podés hablar de la falta de lo que sea que sufriste en tu niñez, pero la elección que tomes es tu elección como adulto. Sino, seguís siendo un niño), te encierran en un manicomio o te eligen presidente.[1]





Esos moldes no son tantos. Obvio, no son uniformes, pero son limitados, vale decir, son graduados. Hay como una escala de esos moldes que podés recorrer, hacia atrás o hacia adelante.

Quizás el marxismo haya dado en la llave de la puerta para entender porqué se forma esa graduación en el seno de una sociedad dada. Nunca podés escapar de tu época, pero podés ocupar distintos lugares en ella. [2]

La forma, los límites de esos moldes se exteriorizan en la relación de persona a persona, la de padres e hijos, la del matrimonio, la laboral.

Podríamos llamar época revolucionaria a aquélla que rompe el molde, y crece hasta adaptarse al siguiente.



Si, ya sé, y que tiene eso que ver con Mafalda? Imaginate como era Mafalda de adulta.

Sacala de la historieta y ponela en la vida real.

Para la época en que nació, Mafalda hoy sería la 30.001.



Volvela a poner en la historieta, e imaginate que hoy es contemporánea. Que es una niña de su edad.



[1] Yo como científico social tengo una hipótesis, o, al menos, una pregunta. Qué pasaría si invirtiéramos el criterio? Y hiciéramos presidentes a los que ahora mandamos al manicomio, y viceversa. Mi hipótesis es que todo seguiría igual.
[2] Quizás la gran mayoría de los marxistas se hayan quedado extáticos parados en la puerta, pero bue.

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