sábado, 14 de abril de 2012

Gaza


                                      Gaza    (Escrito en aquél momento)



La televisión no te ahorra nada. Te persigue insidiosamente, te atrapa y como a Alex, el adolescente de la Naranja Mecánica, te obliga a ver hasta el último miembro mutilado, y uno por uno cada cadáver de niño.

Creo que los grandes medios de comunicación no lo mostrarían si pudieran decidir ellos. Pero cada imagen está ya colgada en Internet, serán tu próximo correo.

La pesadilla de la guerra, el peso gravitacional de la atroz realidad produce escenarios más espectaculares que cualquier Rambo, pero nos mueve a salir a la calle a protestar en manifestaciones más imponentes que las de la Revolución Rusa, porque están expandidas a todo el planeta.

Salimos a la calle a protestar porque sentimos que restos de lo peor del siglo XX nos persiguen a todos con la peor de las pesadillas. Las ideologías y el surgimiento de las nacionalidades han dado paso durante el siglo pasado a verdaderas aberraciones inhumanas cometidas en nombre del Estado. Tales, los campos de concentración.

El asalto de Gaza nos recuerda el asalto por las tropas alemanes del Gheto de Varsovia.

El aislamiento internacional, la parálisis mundial en torno, la atroz sospecha de que están todos de acuerdo en eliminar a Hamas, repitiendo la actitud del Ejército Rojo esperando en las puertas de Varsovia a que el gheto fuera aniquilado.

Sin embargo, esta vez el silencio y la parálisis que envuelven a la ONU, (aunque Sarkozi, nervioso como es, pretenda disimularlo) y que resulta cada vez más notorio en cercanías de la Casa Blanca, desnudan la falta de política y la ausencia de dirección que ha atacado al sistema irremediablemente y que se muestra en la crisis mundial.

El peso gravitacional de la realidad se impone sobre todos nosotros con la misma rotunda voluntad que la presión atmosférica.

Y detrás de la más amarga de las realidades siempre está la guita.

Y así, a Obama le resulta imposible continuar financiando la película de cowboy de Bush en el “Far Est”. No si al mismo tiempo pretende financiar el orgasmo final de la gigantesca estafa planetaria que significó desde la segunda guerra el predominio del capital financiero sobre el productivo. En realidad, la crisis de la Bolsa significa el descubrimiento por parte del capital de que Bush es imbancable. Algo que yo les podría haber dicho hace tiempo atrás.

La retirada ignominiosa de EEUU de Irak significa la desaparición del Estado de Israel.

Conscientes del peligro extremo que amenaza a su existencia como nación, Israel, como cualquier chorito villero atrapado infraganti en un cíber, toma de rehén el territorio de Gaza, intentando forzar YA un acuerdo con Hamas, porque sabe que el tiempo es fugaz y dentro de dos años los téminos habrán cambiado mucho.

De manera similar han actuado hasta ahora, se apoderan de algo y luego lo cambian por tratados de paz.

Pero esta vez su táctica tropieza con un escollo imprevisto. La lucha dentro del seno de la nacionalidad palestina por la sucesión de Arafat. En realidad, el ataque a Gaza tendrá el resultado menos favorable a Israel, el de legitimar a Hamás dentro de la comunidad de Medio Oriente, como el real adversario del enclave colonialista Judío. Algo que Hamás viene repitiendo hace años sin que nadie lo crea. Ahora si le creerán.

Las alternativas por esta sucesión del líder muerto no han terminado, pero Gaza aparece ahora como un hito definitivo. Nos quedan aún por ver las luchas por la sucesión del otro líder, Fidel, pero es otra historia.

Sin embargo, apoyamos la actitud de Chávez, no tanto la de expulsar al embajador, (algo nos hace sospechar que el chavo tiene una cometa de las agencias de viajes, cada vez que hay quilombo echa al embajador y después le paga el pasaje de vuelta) como la de pedir el enjuiciamiento por genocidio de los responsables de Gaza. Esta vez no necesitamos pruebas, todos las hemos visto. También Bush debe ser juzgado por lo de Irak.

Como el régimen nazi, el estado judío de Israel está destinado a desaparecer. Como éste, en una burla macabra a las ironías del destino, antes de morir se permite los excesos que tuvieron con él. Amargo desquite.

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